La mayoría de propietarios viven en comunidades de vecinos, y a menudo la convivencia no es nada fácil. Desde el portal hemos consultado a varios administradores de fincas para conocer de primera mano cuáles son los conflictos más frecuentes a los que se enfrentan con los propietarios y estos son los que más se repiten:

-Mal uso de las instalaciones:

El uso inadecuado de las zonas comunitarias es el primer foco de conflictos, según señalan los consultados, porque a menudo se lleva a cabo un comportamiento molesto con los vecinos. Por ejemplo, es el caso de una comunidad que se encuentra en un residencial y tiene piscina y sus propietarios no respetan los horarios. El mal uso de estas instalaciones no sólo puede perturbar la tranquilidad de los propietarios, sino que además supone un riesgo para los niños que se bañan solos sin la presencia de un adulto o socorrista que pueda velar por su seguridad.

Otra situación que se vive en este tipo de comunidades, según nos relatan, es que personas de fuera por medio de algún propietario accedan a las zona comunes o incluso, se puedan colar. Ante esta problemática normalmente el administrador de la comunidad debe solventarlo. En este caso, se han llevado a cabo multitud de medidas, desde contrar un vigilante, cambiar puertas por otras de mayor seguridad, hasta repartir pulseras. No obstante, en la época de verano sigue teniendo lugar este conflicto.

-Ruidos y molestias:

Los ruidos y las molestias son otro de los motivos por los que se producen encontronazos entre los propietarios. Estos desencuentros se suelen reproducir de forma habitual y aunque los municipios tienen normativas locales que regulan la contaminación acústica, el 20% de las quejas vecinales tiene su origen aquí.

-Uso inapropiado de las plazas del garaje:

Es muy frecuente en las comunidades de propietarios que tienen garaje que se produzcan trifurcas cuando el coche sobresale de la línea marcada o se perciben espacios desiguales en las plazas. Para poner fin a este conflicto hay que actuar con sentido común, según explican los administradores, y notificar a la persona que está realizando un uso indebido de su plaza. Normalmente, con la comunicación suele bastar y este tipo de problema no trasciende más.

-Morosidad:

Aunque los resultados del último informe de morosidad arrojaban datos favorables, de que desencendía en algunas comunidades autonómas, lo cierto es que se sigue produciendo. Todavía hay inquilinos que no están al corriente de los pagos de la comunidad y es muy díficil lidiar con estas situaciones. Lo mejor es evitar que se generen los impagos, tal y como señalan los administradores, haciendo un trabajo previo amistoso, con el recordatorio de pagos mediante llamadas, cartas y correos. Si esta vía no da resultado, entonces hay que interponer una demanda judicial al propietario.

-Obras que incluyen modificaciones en la fachada:

Las reformas en casa también favorecen la discordia entre los vecinos del inmueble por el ruido y la suciedad que ocasionan. En este sentido, los expertos apuntan a que todos los propietarios están obligados a tolerar dichas molestias originarias de las obras ejecutadas en las viviendas. Aunque algunas comunidades prefieren anticiparse a estos conflictos y realizan normativas internas con el fin de minimizar los disturbios. La actuación más común es la limitación de horarios para la ejecución de las obras, así como del uso del ascensor para portar la maquinaria.