Es bien sabido que la noche de Halloween deja vía libre a la imaginación de muchas personas, que deciden decorar sus hogares con motivo tenebroso y fúnebre para aclimatar el espacio a la ocasión. Pero a veces una decoración también puede ser motivo de conflicto vecinal.
Y es precisamente lo que ha ocurrido en Waretown, en Nueva Jersey, cuando Krysten Noelle decidió decorar su propiedad simulando el escenario del crimen de un accidente de tráfico. Embadurnó su coche con sangre falsa, la acotó con cintas policiales y del árbol colgaba un muñeco que simulaba un cadáver.
Junto a la escena, había un escrito en el que esta vecina fanática de Halloween explicaba lo que pretendía evocar con su decoración, de acuerdo al argumento de la historia, que decía lo siguiente: los muñecos representaban zombies en los que se convirtieron los residentes después de una supuesta contaminación del agua potable. Y su pareja y ella tuvieron que utilizar el coche para neutralizar algunos. De ahí, que en la escena del crimen el coche esté acordonado con recinto policial.
Una obra pintoresca que no ha tardado en hacer estallar a los vecinos de su urbanización. La mañana del 30 de octubre se levantaron alarmados al ver los «cadáveres» y pensando que era real, avisaron a las fuerzas autoritarias del presunto suceso, que no era otra cosa que la obra maestra de Halloween de su vecina Krysten. Cuando la policía intervino de forma pacífica y le pidió que la quitara porque alteraba la sensibilidad de sus vecinos, ella respondió en su Facebook personal: «No pienso quitarla. Vivimos en un país libre y es una ocasión especial, al igual que cuando decoro mi casa por navidad».
La historia enseguida se hizo viral y las respuestas no se hicieron esperar. Centenares de vecinos de todo el mundo animaron a esta ciudadana a través de redes sociales por su iniciativa y la alentaron a continuar con su práctica, incluso a que la intensificara con más adornos. Mientras que otros, más identificados con la percepción de sus vecinos, la tildaron de «mujer sin escrúpulos» y de «broma mal de gusto».