El 4 de diciembre concluyó el plazo establecido por el Real Decreto Legislativo 172013 por el que se obligaba a todas las viviendas a adaptar las instalaciones y hacerlas accesibles para los inquilinos con movilidad reducida. Durante esos meses muchos edificios han realizado las obras necesarias estructurales para lograr así que en régimen de propiedad horizontal sean accesibles para todos los vecinos, pero todavía hay algunas comunidades que no lo han implementado.
No obstante, desde este momento cualquier vecino con movilidad reducida, que padezca alguna discapacidad o que sea mayor de 70 años puede exigir a su comunidad de propietarios la adaptación del inmueble. El objetivo de esta normativa es potenciar la integración, destruyendo las barreras arquitectónicas y creando elelementos que favorezcan la libre accesibilidad para todos los individuos.
Hasta ahora algunas fincas han recurrido a la implantación de rampas, puertas automáticas o ascensores. Cualquier herramienta que les facilite el paso a estas personas afectadas es válida. Pero con el fin de agilizar estos trámites para solventar la situación de los damnificados con premura, la ley añade una clausula que permite, además, que cualquier usuario del edificio, independientemente de sus limitaciones de movilidad, tiene derecho a solicitar la accesibilidad.
En el caso de que la comunidad haya emprendido una reforma, hay que presentar una solcitud por escrito al presidente. Si el precio de las obras no excede el total de las doce mensualidades ordinarias de gastos comunes, se deben hacer las obras y tienen que se sufragadas por los vecinos. Mientras que si sobrepasa el presupuesto, la propuesta debe ser aprobada por mayoría en junta y si la votación sale favorable, todos los propietarios están obligados a contribuir con los costes para la ejecución de las obras aprobadas.
Obstáculos
Los impedimentos más comunes a la hora de acceder al edificio y los espacios comunes de una comunidad son los escalones y las puertas pesadas de los portales, que impiden que los minusválidos puedan entrar a las instalaciones sin esfuerzo. Para evitar este problema, es necesario remodelar estos elementos, que perturban negativamente el día a día de los vecinos con movilidad reducida.
Entre las soluciones que tenemos a disposición en el mercado para solventar estos escollos se encuentran las puertas batientes dotadas de sensores de alta tecnología para permitir un fácil y rápido acceso sin ningún tipo de riesgo. El uso de estas herramientas y mecanismos en la comunidad de propietarios favorece el dictamen de las leyes, que ampara a este colectivo vulnerable y para lograrlo es importante que el uso que se haga de ello para garantizar el acceso universal y fomentar la integración social.